martes, 21 de mayo de 2013

La invisibilidad estadística es también discriminación | Blog Humanum



Foto: ONG Oro Negro
La población afrodescendiente de América Latina sigue sufriendo niveles –éticamente condenables, económicamente insostenibles y socialmente injustificables- elevados de pobreza y desempleo, niveles inferiores a la media en educación e ingresos; invisibilidad cultural y discriminación. Además, cosa menos conocida, también sufre de invisibilidad estadística.
En muchas ocasiones la población afrodescendiente no aparece identificada como tal en los censos y las encuestas de hogares; este hecho tiene como consecuencia falta de información básica –cantidad de personas, estructura familiar, lugar de residencia- y adicional relevante –ingreso, empleo, salud, vivienda, educación- para diseñar políticas públicas ajustadas a la realidad demográfica, social y económica de cada uno de nuestros países.
La mayor parte de los Estados están obligados, por sus leyes fundamentales en muchos casos, a diseñar y ejecutar políticas públicas universales; por ejemplo, escuela gratuita y obligatoria, hasta una cierta edad, para todos sus habitantes. Sin embargo, los criterios de universalidad deberían estar acompañados por políticas públicas focalizadas. Sin políticas que permitan nivelar el campo de juego para que los sectores postergados por siglos no partan rezagados, no habrá igualdad de oportunidades y, por lo tanto, no habrá una verdadera universalización . Es decir, en muchos casos se requiere focalizar para universalizar.
Ahora bien, ¿cómo podrán focalizar sus políticas eficientemente si no disponen de información básica de un colectivo tan numeroso como la población afrodescendiente que en América Latina asciende a un número que está entre un 20 y un 30% de la población total?Son necesarios datos básicos, relevantes e insustituibles provenientes de los censos fundamentalmente y también de las encuestas de hogares.
En un intento de transparentar la información disponible, su alcance y sus limitaciones en las próximas semanas, el proyecto regional PNUD “Población afrodescendiente de América Latina II” publicará un libro que por primera vez sistematiza toda la información proveniente de censos y encuestas de hogares de los países de América Latina desde el año 2000 hasta la actualidad. Por universalidad y cobertura los censos son instrumentos indispensables, siempre y cuando se apliquen efectivamente a toda la población, mientras que las encuestas son herramientas menos universales pero, si se diseñan correctamente, con un gran potencial descriptivo y explicativo.
Doce países de América Latina (Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Uruguay y Venezuela) incluyeron la pregunta por la auto-identificación étnica en sus censos, con diferencias en el texto de la pregunta, las respuestas posibles y en la cobertura. Paraguay incorporará la pregunta en su censo nacional que tendrá lugar este año. Nueve son los países (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Perú y Uruguay) que captan a la población afrodescendiente en sus encuestas de hogares, con enormes diferencias en cuanto a cobertura y periodicidad.
Ha habido avances considerables en la región pero las falencias son aún notables: algunos países han incluido la pregunta por la identificación étnica-racial en sus censos, otros sólo en sus encuestas o lo han hecho pero sin periodicidad o sin una amplia cobertura. El problema reside en que, aún si se incluyen preguntas sobre población afrodescendiente en las encuestas, el hecho de que estén diseñadas para lograr otros objetivos junto con el hecho de que la población afrodescendiente no es muy numerosa en algunos países o regiones dentro de países, da como resultado que la información que se obtiene no es muy significativa desde el punto de vista estadístico. En estos casos sería oportuno realizar encuestas complementarias con una frecuencia establecida y con un mayor margen de cobertura.
Sólo algunos ejemplos: Brasil y Ecuador han sido consecuentes y exhaustivos con sus censos y encuestas; el resto de los países, o bien han introducido alguna vez la pregunta y no la volvieron a repetir (Bolivia, encuesta del año 2000), o bien introdujeron la pregunta en el censo pero sólo mediante una muestra (Argentina, censo 2010) o bien no tienen pregunta ni en el censo ni en encuestas (Chile).
En resumen, si bien los países de América Latina en su mayoría han tratado de incorporar a la población afrodescendiente en sus estadísticas no todos ellos lo han hecho de manera apropiada; en ese sentido, hay todavía una deuda de visibilización de la población afrodescendiente. Esta falencia reduce la posibilidad de elaborar políticas públicas focalizadas en la población afrodescendiente. De esta manera se hace evidente que la invisibilidad estadística no es sólo una cuestión de estadísticas; es, sobre todo, discriminación.

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