martes, 3 de diciembre de 2013

¿En qué contribuye la ayuda internacional al desarrollo? | Agenda Post 2015

Foto: Bajo licencia Creative Commons
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Los Objetivos para el Desarrollo del Milenio (ODM) cumplieron una función clave, con frecuencia subestimada: movilizaron ayuda para el desarrollo en un periodo de creciente escepticismo respecto de su impacto, justificando un incremento en su volumen durante varios años[1].
La Agenda para el Desarrollo Post-2015 también será evaluada según si logre darle a la ayuda un nuevo impulso, en una escala que se vea reflejada en los presupuestos para el financiamiento del desarrollo sustentable. La pregunta es, ¿debiese ser ésta aun una prioridad así como lo fue el año 2000?
Por una parte, contestar “si” a esta pregunta pareciera ser lo correcto. Sin lugar a dudas es importante asegurarle a los países la asistencia necesaria para la implementación una futura agenda para el desarrollo. Por otro lado, sin embargo, en virtud de las turbulencias en el campo de la política para el desarrollo, este supuesto se vuelve problemático.
Es difícil hacerse una idea clara y sin ambigüedades, de la contribución que tiene la asistencia para el desarrollo en los procesos exitosos. Esto queda ilustrado en el debate entre Jeffrey Sachs y William Easterly. Por el lado de Sachs, están quienes ponen el énfasis en los enfoques técnicos para llenar las brechas de financiamiento priorizando el uso “apropiado” de los recursos disponibles. Del lado de Easterly, están los escépticos que rechazan los planes para el desarrollo que implican la adscripción a un “modelo” de ayuda.
Estos debates ponen de relieve tres factores clave en el ámbito de la ayuda para el desarrollo: el empoderamiento; los incentivos y motivaciones; y la provisión de bienes públicos globales.
  1. Empoderamiento por la vía del financiamiento externo

Todos los países requieren, en algún momento, de recursos para el financiamiento de un desarrollo sustentable. Esto no es solo cierto para los países en desarrollo pero incluso para los países más ricos de la OCDE.
Esto puede observarse en el debate actual sobre las necesidades de ayuda para el financiamiento de infraestructura en Alemania, un país Europeo que es de común acuerdo, se las arregla bastante bien por si mismo. La Unión Europea es un sistema que funciona de manera cooperativa para, por medio de la redistribución, financiar inversiones públicas en la región y dar apoyo a sus miembros mas débiles y a las regiones más débiles dentro de los países más ricos. Incluso existen mecanismos de compensación dentro de los países, tales como la ecualización fiscal entre los estados federados de Alemania. De lo anterior se desprende que el financiamiento para el desarrollo y los mecanismos de apoyo no están solo reservados para los países en desarrollo.
Al mismo tiempo, las necesidades de financiamiento para el desarrollo y los limitados recursos disponibles para los países, en especial para los más pobres, continuarán representando un problema en el largo plazo. Esto, pese que el número de países demandando tales recursos probablemente disminuya.
En el futuro, la inversión para el desarrollo sostenible seguirá siendo requerida. El contexto específico de cada país será el que determine cómo esas necesidades serán cubiertas y si acaso corresponderá o no la utilización de los mecanismos convencionales de financiamiento. Ciertos requerimientos van más allá de los préstamos y donaciones convencionales e incluyen un número creciente de enfoques comerciales y arreglos posibles (tales como la combinación de créditos comerciales y donaciones) que podrían surgir en cualquier parte.
  1. Incentivos y motivaciones

El financiamiento para el desarrollo siempre debe considerarse en el contexto de los incentivos y las motivaciones existentes. Esto es, no puede basarse únicamente en un criterio de necesidad. Los límites de una aproximación de este tipo pueden verse claramente en el fenómeno de la “maldición de los recursos”. Ejemplo de ésta son los recursos provenientes del petróleo que no se traducen en mejoras en la calidad de vida de los más pobres.
El financiamiento externo para el desarrollo es, según esto, mucho más que un medio para la financiación: influye además en la asignación de recursos para políticas específicas y tiene, por lo tanto, efectos secundarios en relación con estos gastos. ¿Qué significan estos aportes para la motivación interna de un país? ¿Se hubiesen implementado estas políticas incluso sin los aportes externos? Tales preguntas son puntos claves en el debate sobre los sistemas de ecualización, incluso en Europa.
Los debates basados en resultados no son una panacea, pero pueden contribuir a aumentar el conocimiento que se tiene sobre las estructuras de incentivos. La iniciativa de “Reducción de emisiones por desforestación y degradación (REDD+) en el sector ambiental sigue un enfoque de este tipo en circunstancias que éste se encuentra aun en sus fases iniciales en el sector tradicional del desarrollo. Estos enfoque son difíciles de implementar y podrían crear incentivos perversos pero tienen el potencial de ayudar al desarrollo de nuevos modelos de negocio para la ayuda.
  1. Más allá del bienestar interno: los bienes públicos globales

En el futuro, el financiamiento para el desarrollo tendrá que destinarse a la provisión debienes públicos mundiales (BPM). Existe una creciente aceptación que son muchas las políticas que deben diseñarse a nivel global y regional, yendo más allá del desarrollo social y económico en el plano nacional. Pese a esto, los enfoques del financiamiento para el desarrollo aun no se orientan en esta dirección.
Se requerirá de más fondos para que los BPMs promuevan la acción colectiva en la mayor variedad de sectores posible. Por ejemplo, en lo que respecta la seguridad regional en el continente Africano, la contribución financiera de la ayuda para el desarrollo podría utilizarse para las operaciones de paz de la Unión Africana (UA). La UA busca proveer el BPM de “seguridad” y los fondos provenientes de la asistencia para el desarrollo cubren una parte importante de los costos. Tendencias similares pueden observarse en otros sectores, como la reducción de las causas del cambio climático (ejemplo de esto es el Green Climate Fund) o la prevención de la transmisión de enfermedades a través de las fronteras.
De acuerdo con lo anterior, en la actualidad el financiamiento para el desarrollo se encuentra orientado, aunque parcialmente, hacia estas tareas colectivas. Al mismo tiempo, existen diversos mecanismos de financiamiento a nivel global y regional que priorizan la promoción y habilitación de acciones colectivas.
Queda claro que el financiamiento para el desarrollo seguirá jugando un rol importante en el futuro. Sin embargo, ciertas transformaciones darán lugar a un nuevo concepto definanciamiento para el desarrollo sustentable con una orientación más clara hacia metas universales. La necesidad de inversión para el desarrollo en un sentido acotado (el de la reducción de la pobreza en los países pobres), tenderá a disminuir. Esto no significa que la eliminación de la pobreza no siga requiriendo de asistencia, tanto de los sectores público como privado y, eventualmente, del involucramiento más activo de las economías dinámicas.
Sin desmedro de esto, los problemas que se han venido observando en la asistencia para el desarrollo demuestran que es necesario verla como un instrumento para la cooperación internacional, un instrumento que debe a partir de ahora ser utilizado de manera mucho más extensiva para la provisión de bienes públicos mundiales.
Esta columna fue publicada originalmente con el título de Finance that empowers, that motivates and that provides global public goods en el Blog de Development Progress. Traducción a cargo de Humanum.

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