miércoles, 6 de noviembre de 2013

Empresas y desarrollo: trazando líneas | Agenda Post 2015

Foto: Señor Adventure bajo licencia Creative Commons
Foto: Señor Adventure bajo licencia Creative Commons
Muchos creen que el sector privado tiene que jugar un rol en el nuevo acuerdo para el desarrollo que reemplazará a los Objetivos para el Desarrollo del Milenio (ODM)[1]. Pese a esto, existen pocas propuestas que aborden específicamente el alcance de esta afirmación en el diseño y cumplimiento de estas nuevas metas. Sobre la base de los debates más recientes, este artículo entrega ejemplos de tres áreas en las que un nuevo marco para el desarrollo podría ayudar a reformular el comportamiento de las empresas.
A medida que nos acercamos al año 2015 fecha límite para el cumplimiento de los ODM, las discusiones respecto de qué debiera reemplazarlos han alcanzado un punto álgido. Si bien muchas de éstas han girado en torno al rol que le cabría jugar al sector privado en este nuevo conjunto de objetivos, han habido pocas sugerencias sobre cómo podrían las empresas involucrarse en esta nueva agenda.

¿Por qué importa el sector privado?

El sector privado es un agente crítico del desarrollo. Fundamentalmente, porque las empresas generan crecimiento y empleos. Más aun, las operaciones de las empresas tienen impactos económicos, sociales y ambientales en los lugares dónde están localizadas. Durante los últimos años, las empresas se han ido involucrando más en la cooperación para el desarrollo. Por ejemplo, existen diversas alianzas entre actores clave, particularmente en el campo de la salud (e.g. GAVI o el Fondo Mundial), que buscan hacer uso de las capacidades centrales de las compañías para hacer frente a los desafíos del desarrollo (e.g. investigación, expertiz y medios para ofrecer bienes y servicios específicos). En la medida que se van dando ciertas convergencias entre los intereses de las empresas –e.g. mitigación de riesgos, desarrollo de nuevos mercados, generación de relaciones sostenibles con clientes e inversionistas- y las prioridades del desarrollo –e.g. seguridad alimentaria, sostenibilidad ambiental, acceso a la salud y la educación entre otras-, algunas empresas buscan cada vez más, formar parte de estas alianzas.
Sin embargo, en virtud de los imperativos comerciales a los que responde, el rol del sector privado en el desarrollo no está exento de controversia. Si bien hay áreas en las que el desarrollo y los intereses comerciales pueden coincidir, en otras prevalece una racionalidad más bien propia del sector público. Sobre la base de distintas conversaciones respecto del rol del sector privado en la agenda post-2015, hemos identificado tres ámbitos de los nuevos objetivos para el desarrollo en los que las empresas podrían involucrarse.

Transformación económica y empleos

La primera se enmarca en el contexto de la elaboración de la agenda post-2015 y refiere a las discusiones en torno a nuevos objetivos de transformación económica y empleos. Esta es claramente un área con gran potencial para la participación del sector privado. En efecto, son justamente las empresas las que, con la mediación y el apoyo de las políticas del gobierno, pueden llevar estas metas a la práctica. Un objetivo de este tipo podría asumir distintas formas. Como mínimo, la relevancia de un cambio estructural y de una transformación económica (un medio más que un fin en si mismo por lo demás) podría ser incluida en una declaración pública (como la Declaración del Milenio). De manera alternativa, este nuevo marco podría ser de tipo más prescriptivo. Esto es, podría incorporar un objetivo por separado sobre empleos (decentes) o sugerir indicadores adicionales para monitorear la entrega deactivos básicos para un desarrollo incluyente como es la educación y la infraestructura básica. El punto es que cualquiera de estas opciones, no importa cuan específica sea, podría incentivar a los gobiernos para implementar políticas relevantes para los inversionistas privados.

Transparencia y rendición de cuentas

La agenda de transparencia y rendición de cuentas es otra área en la que los actores del sector privado podrían involucrarse con los nuevos objetivos. Una meta en este sentido podría extenderse más allá de los gobiernos y cubrir también el comportamiento de las propias empresas. Por ejemplo, basándose en los marcos ya existentes y en las discusiones sostenidas con ocasión de la Conferencia Río+20, podría solicitársele a las compañías (en particular a las multinacionales y las grandes empresas) que informaran respecto de ciertos indicadores económicos, sociales y ambientales previamente establecidos de manera de dar cuenta del impacto de sus actividades en estas áreas. De hecho, un nuevo marco para el desarrollo de este tipo podría motivar a los gobiernos para hacer de esto un requisito para la cotización bursátil.

Alianzas entre actores globales relevantes

Finalmente, como parte de la fase de implementación de estas metas, algunos sugieren que iniciativas multi-sectoriales de Naciones Unidas como Cada Mujer Cada Niño (Every Woman Every Child), podrían extenderse para cubrir otros objetivos. Una revisión de las alianzas existentes sugiere que éstas son aun bastante incipientes y que se encuentran en proceso de desarrollo. Su gestión en muchos casos ha sido débil y compleja; lo que significa que existe poca evidencia respecto de sus logros. De incluirse estos mecanismos en un nuevo acuerdo, debiese ser sobre la base de la articulación de su valor agregado, de un claro entendimiento de la motivación de los distintos actores, de la expertiz y los recursos en juego y de cualquier potencial conflicto de interés. Aun más importante, tendrían que implementarse mecanismos claros de monitoreo y evaluación con el fin de contar con evidencia respecto de su desempeño.
Estos son apenas tres ejemplos de las distintas maneras como el sector privado podría involucrarse más en los nuevos objetivos para el desarrollo post-2015. Una vez que el propósito y el diseño de este nuevo set de metas estén más establecidos –respecto de si la erradicación de la pobreza se mantiene o no como su prioridad, de si se redireccionan hacia el desarrollo sostenible o se adopta una combinación entre ambos-, será más fácil pensar en el rol que le podría competer al sector privado. Probablemente entonces surjan conversaciones más específicas sobre como implementar y financiar estas metas.

bg_nav[1] Esta columna fue publicada originalmente con el título de What Role for the Private Sector in the Post-2015 Round of Goals? en la Revista GREAT Insights Vol. 2 No. 2 de Abril del 2013 del European Centre for Development Policy Management (ECDPM). Traducción a cargo de Humanum.

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